Por qué no debes cepillarte los dientes tras comer y otros consejos
de higiene oral
Por Miguel Ayuso
Desde
niños nos han enseñado que debemos cepillarnos los dientes tres veces al día,
después de cada comida y durante tres minutos, pero los dentistas no tienen
claro que esta sea la mejor de las recomendaciones, máxime cuando mucha gente
ni siquiera realiza el cepillado de forma correcta. La literatura científica al
respecto suele ser más laxa con las frecuencias –los dientes deben cepillarse
durante dos minutos y dos veces al día–, pero es más específica en cuanto al
momento y la manera en que debemos usar el cepillo. Por desgracia, mucha gente
ni siquiera llega a plantearse esto.
Según
reveló ayer el V estudio anual sobre Hábitos Bucodentales en niños realizado
por Vitaldent en colaboración con la Universidad de Murcia, el 10,9% de los
niños no se cepilla todos los días y sólo el 60,6% lo hace antes de irse a la
cama –de largo, el momento más
importante–. Entre los adultos la frecuencia de cepillado es aún menor. Según
la encuesta poblacional sobre la salud bocudental en España, realizada por el
Consejo de Dentistas de España en 2010, el 12% de los españoles mayores de 14
no se cepilla los dientes todos los días, y un 2,3% no lo hace nunca.
Nuestra
concepción de la salud bucodental, además, suele estar equivocada. Estas son
varias recomendaciones sobre el cepillado de dientes que todos deberíamos
conocer (y no conocemos).
1. Los dientes no deben lavarse
hasta media hora después de comer
Cepillarse
los dientes inmediatamente después de comer es uno de los errores más
extendidos. Parece lógico pensar que el mejor momento para lavar la dentadura
es después de usarla, pero es una idea equivocada. Si hacemos esto frotareos el
ácido, el mayor enemigo de nuestros dientes, contra éstos, haciendo que su
efecto sea más intenso y duradero.
“Cuando
comes o bebes algo ácido el pH de tu boca disminuye y tarda un tiempo en volver
a la normalidad”, explicó al Wall Street Journal el presidente de la Academia
de Dentistas estadounidense Jeffrey Cole. El pH ideal de nuestra boca se sitúa
en torno al 7, mientras que un refresco (aunque sea light) puede ser hasta de
2,5, “parecido al del vinagre”.
El
ácido desmineraliza y debilita la superficie del diente, lo que nos hace más
propensos a la caries. Según demostró un estudio publicado en 2004 en la revista
General Dentistry, si nos cepillamos los dientes justo después de comer el
proceso se intensifica, pues repartimos el ácido por toda la boca y, además,
empujamos éste contra los dientes. Por el contrario, tal como explica Cole, si
nos cepillamos después de 30 minutos, “la saliva de nuestra boca hará que
disminuya el nivel de acidez sin frotar estas sustancias contra nuestros
dientes”.
2. Tras las comidas lo mejor es
enjuagarnos la boca con agua (o enjuague
bucal:colutorio)
En vez
de lavarnos los dientes, lo mejor que podemos hacer tras una comida es enjuagar
la boca con agua, que hará que los
niveles de pH se sitúen dentro de la normalidad. Cole cree que es preferible
que tengamos en el trabajo un bote de enjuague bucal antibacteriano que un
cepillo. Tras las comidas podemos hacer una limpieza para prevenir que la placa
se acidifique, una costumbre mucho más saludable que la de cepillarse después
de comer.
3. Debemos barrer los dientes,
no fregarlos.
A la
hora de lavarnos los dientes nuestro objetivo debe ser eliminar los restos de
comida y los microbios, no extenderlos por la boca. La manera correcta de
cepillarse los dientes es de arriba a abajo, no de derecha izquierda, pues de
esta forma no corremos el riesgo de llevar la porquería debajo de la encía, lo
que genera sarro y gingivitis. Además, no debemos olvidarnos de limpiar los
dientes por delante y por detrás, así como los espacios entre estos y la
lengua. Es más importante limpiarse bien que estar tres minutos llevando el
cepillo de un lado a otro.
4. Masticar chicles (o queso)
Masticar
determinadas sustancias puede ayudar a nuestra boca a producir saliva, el mejor
mecanismo natural con el que contamos
para reducir los niveles de ácido en los dientes. Los chicles sin azúcar son
una buena opción, pues además de ayudarnos a salivar contienen xilitol, un
sustituto de la sacarosa que, pese a endulzar, tiene propiedades
anticariogénicas. Pero no es lo único que podemos masticar para proteger a
nuestros dientes. Uno de los alimentos más recomendables a consumir para
finalizar una comida es el queso, pues ayuda a reducir el pH de la placa
bacteriana y tiene elementos que ayudan a los dientes a remineralizarse.
5. No abusar con la pasta de
dientes
Si
usamos demasiada pasta –algo de lo que se encargan los fabricantes de la misma,
haciendo tubos con la abertura cada vez más grande– nuestra boca se llena de
espuma, provocando una sensación de limpieza que no tiene por qué ser real. Una
buena técnica para cepillarnos los dientes correctamente (como hemos apuntado
en el punto 3) consiste en realizar un primer lavado de estos sin pasta de
dientes, lo que nos ayudará a ser más concienzudos en nuestro cepillado, para
después volver a hacer un repaso con la pasta.
6. Lavarnos siempre los dientes
antes de ir a la cama
Cepillarse
los dientes antes de acostarnos es básico para mantener una correcta higiene
bucal, pues es el momento del día en el que el lavado es más necesario. Por la
noche salivamos menos y las sustancias cariogénicas campan a sus anchas por
nuestra dentadura, por ello es imprescindible que las eliminemos por completo
antes de ir a la cama. El cepillado nocturno, sin embargo, es el que más veces
se obvia, sobre todo entre los niños. Según el estudio sobre Hábitos
Bucodentales en niños, tan sólo el 60,6% de los niños se cepilla los dientes
antes de irse a la cama, una cifra que resulta extremadamente elevada, máxime
teniendo en cuenta que el 66,4% sí se los lava después de comer, al mediodía,
cuando resulta menos importante (o, incluso, contraproducente).
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