12 consejos para crear tu propio huerto en
departamento o casa
Anteriormente hemos publicado un completo tutorial
acerca de cómo hacer un huerto en casa o en el apartamento, tambien tambien te
enseñamos como hacer espacio para sembrar en el apartamento. Hoy te mostramos
las ideas y tips de la redactora del Huffingtonpost Green , Carol Hartsell
quien elaboró una lista con 12 consejos útiles para que los primerizos
enfrenten esta empresa con datos básicos que deberían conocer antes de empezar.
Afortunadamente, hay muchísima gente que ya ha
experimentado (y se ha equivocado), por lo que tú puedes aprender de sus
errores.
Si ya tienes un departamento mejor aún una casa con un
trocito de patio o terraza estarás pensando en cómo aprovecharlo de la mejor
manera. Sin embargo, si nunca has cultivado nada, la simple idea de crear tu
propio jardín resulta, como poco, imponente, aqui los consejos.
1. Algo se te va a morir. Asúmelo. Porque, si no puedes superar la
decepción de ver cómo crías una planta y, a pesar de todos tus esfuerzos, se
muere, la jardinería no es lo tuyo. Así que sé fuerte, ¿vale? . Así es la jardinería. Al principio, se te
morirá prácticamente la misma cantidad de plantas que la que consigas sacar
adelante.
2. Donde el sol sí brilla. Echa un vistazo al
espacio que estás pensando utilizar. Mejor dicho, ponte de pie en el lugar
exacto en el que estás pensando poner la planta. Ahora, mira al cielo. ¿Ves el
sol? Si es que sí, fenomenal. Necesitarás unas seis horas diarias de sol si
quieres que crezcan frutas y verduras. Si son algo menos de seis horas, puedes
intentarlo, pero mejor que no sea con tomates, pimientos o berenjenas, que
necesitan absorber una gran cantidad de sol para producir algo. Si la zona
recibe diez horas de radiación solar directa e intensa, olvídate de plantar
hortalizas de hojas verdes, excepto si es al comienzo de la primavera. Si no,
se chamuscarán. Si en ese rincón siempre da la sombra, probablemente no tengas
una buena cosecha de hortalizas, pero no desesperes. Hay muchas plantas y
flores que prefieren la sombra. Investiga y escoge plantas que vayan bien con
la cantidad de luz que ofrezca tu espacio.
3. Por qué los maceteros necesitan agujeros. ¿Te
acuerdas de que te hemos avisado de la muerte segura de muchas de tus plantas?
Pues bien, resulta que los maceteros son una manera muy socorrida de plantar
algo en un espacio pequeño, pero si no tienen una vía de escape para el agua,
esto acabará en desastre.
Muchos maceteros ya tienen agujeros, pero otros muchos
otros necesitan que se los hagas tú. Cuando te asegures de que el agua tiene
hueco para salir, pon algunas piedras, trozos de cerámica en el fondo del
tiesto. Así, evitarás que la tierra atasque los agujeros y los inhabilite.
4. Cómo es tu tierra. Si realmente tienes un
terrenito para el jardín, perfecto. Sin embargo, tendrás que hacer un análisis
del terreno y acondicionarlo bien. Dependiendo de la calidad del suelo,
probablemente debas trabajarlo el primer año antes de plantar algo. Si no,
puedes construir una especie de jardín elevado y poner tu propia tierra. Ante
todo, no creas que con echar unas semillitas vas a lograr una cosecha
increíble.
Para el resto de los mortales, quienes sembramos en
maceteros, lo más importante es elegir la tierra que podemos y la que no
debemos utilizar. Ahora te contamos algo que la mayoría de jardineros
primerizos desconoce: la tierra que ya viene en la maceta solo dura una
temporada. Si solo tienes un par de tiestecitos, no te supone mucho cambiar la
tierra cada año. Pero, si tienes un enorme macetero, quizás no te parece tan
buena idea lo de cambiar la tierra. En ese caso, probablemente te convenga más
rellenarlo de compost de buena calidad o de una mezcla de compost y tierra y
así solo tendrás que acondicionarlo una vez al año.
5. Qué tipo de bebedoras son tus plantas. Todo
el mundo sabe que las plantas necesitan agua, pero algunas tienen más sed que
otras. Por ejemplo, los tomates necesitan mucha, pero les gusta sentir un poco
la sequedad entre trago y trago. Por tanto, en verano es recomendable regarlos
de forma abundante al tercer día. Sin embargo, también hay otras que no quieren
mojarse las hojas, por lo que hay que regarlas al nivel de la tierra. Los
zapallos y las sandías, que son frutas con mucha cantidad de agua, necesitan
más riego que el resto. En cambio, los porotos son más bien de secano.
6. Las plantas necesitan comer bastante. La palabra “fertilizante” o “abono” a menudo genera
miedos entre los jardineros primerizos, pero no hay por qué temerle. Para
empezar, tanto la tierra de los maceteros como el compost contienen un montón
de nutrientes. Pero, a medida que riegas las plantas y que estas crecen, esos
nutrientes van menguando.
Si estás buscando un abono para tu jardín, lo primero
que habrás descubierto es que existe una amplia oferta en el mercado, ¿Por dónde empezar? los abonos orgánicos
“equilibrados” suelen ir bien para la mayoría de las flores y hortalizas. Si lo
que has plantado es un rosal, un rododendro o un moral, existen otras opciones
más específicas. Si un abono es equilibrado quiere decir que sus tres
ingredientes principales, nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), están al mismo
nivel. En general, el nitrógeno es bueno para las hojas y los tallos, el
fósforo es para las raíces y el potasio para las flores y los frutos. Por
tanto, un abono equilibrado alimenta a la planta en su totalidad. Lee bien el
envase para saber con cuánta frecuencia tienes que alimentar a tus pequeñas, y
cumple los horarios.
7. Quiénes son tus verdaderos amigos
Aprende a llevarte bien con los insectos. Algunos,
como los pulgones, serán tu peor enemigo. Pero otros, como las chinitas y las
abejas, serán tus mejores amigos.
Aunque solo tengas maceteros y ahí no haya rastro de
los bichitos que viven en el terreno, los insectos siempre cumplen su misión en
la jardinería. Si te das cuenta de que las hojas han empezado a arrugarse y a
marchitarse, mírales el revés.
Probablemente encuentres alguna población de pulgón en
tu querida planta. Lo bueno es que a las chinitas no hay cosa que les guste más
que comer pulgones, y la idea de hacerte con 1500 chinitas es mucho más
ecológica que cualquier tipo de pesticida. Seguramente estés al tanto de que
las abejas polinizan las flores. Conviene, por tanto, tener una plantita de
algo que les guste, como la bergamota, al lado de los pimientos que estás
cultivando. Por otra parte, es importante saber qué plagas están asociadas a
tus plantas. Si investigas un poco, te será más fácil identificar los problemas
potenciales antes de que sea demasiado tarde.
Nota adicional: tus amiguitos gatunos o perrunos
también pueden destrozar tu jardín. Tu preciada plantación suele atraer
bastante a los gatos, que lo ven como una caja de arena en la que hacer sus
necesidades.
8. Cómo no ser un estúpido impaciente. Una
de las cosas que más nos cuesta en la jardinería es disfrutar del proceso tanto
como del resultado. Si acabas de plantar unas matas de tomates y ya no sabes
qué hacer durante los dos meses siguientes (hasta que se acerque el verano),
prueba a acariciar sus hojas una vez al día. Así ayudarás a la planta y además
disfrutarás de un olor increíble a tomate natural. Los pequeños placeres
también cuentan, ¿no?
Si tienes suficiente espacio, puedes elegir variedades
que maduren en diferentes fechas del año, para poder así disfrutar de tus
cosechas en temporadas distintas. Por ejemplo, si plantas rábanos, rúcula y
lechugas, para mayo podrás hacerte una ensalada de la huerta muy natural; y si
plantas cebollín, tendrás un acompañante perfecto para el huevo cada mes de
abril.
9. Cómo servir de apoyo. En espacios pequeños,
puedes poner soportes a tus plantas y no solo crecerán más fuertes, sino que
además tú ganarás en espacio. Los pepinos se desparramarán por el suelo si los
dejas a su aire, pero si les pones una estructura por la que puedan trepar,
dejarás espacio para que a su lado crezcan lechugas, que aprovecharán la sombra
que los pepinos les brindan. Un doble triunfo. Normalmente, los jardineros
primerizos tienden a pensar: ¿pero de verdad es necesario? Y la respuesta es:
sí, la mayoría de las veces lo es.
10. A veces es mejor cortar por lo sano. No
hay nada más emocionante que plantar un montón de semillas en un huequito y ver
cómo empiezan a salir. No obstante, no conviene dormirse en los laureles; no
puedes dejar que todas crezcan. Es duro matar a los retoños a los que has dado
la vida, pero las plantas no pueden crecer unas encima de otras. Competirán por
los recursos, la luz y el espacio… no podrán desarrollarse de forma adecuada y
acabarán muriendo. Así que, es mejor que arranques los tallos más débiles… así
de claro. Tendrás que cortar sus tallos dependiendo del tamaño y del
crecimiento de la planta.
11. ¿Por qué hay que podar las plantas?. En
ocasiones, la poda solo es necesaria por cuestiones de espacio, como en el caso
de los frutales enanos. Estos árboles pueden acomodarse en una maceta, pero a
veces crecen demasiado. Si los podas, se quedarán más compactos y evitarás que
las manzanas caigan al patio de tu vecino o a la calle. Para los tomates ocurre
algo diferente: la planta tiene un tallo principal, pero sus ramas pueden
crecer lo mismo que éste. Por una parte, así tendrás más brotes que den
tomates, pero, por otra, si no hay ningún tallo central, los frutos serán más
pequeños y la planta se volverá ingobernable. Hay que podar a tiempo para que la
planta sea más manejable.
12. La importancia de planificar bien. La
experta norteamericana ubica este consejo en último lugar porque, por su
experiencia, sabe que los jardineros primerizos se suelen dar cuenta de este
detalle al final del proceso. Explica que aunque solo siembres unas poquitas
cosas, organízate bien, ten en cuenta tus horarios y piensa cuándo tendrás un
rato al día para regarlas y cuándo podrás podarlas, echarles abono, etc. Piensa
en lo que te gustaría ver, oler o comer, y si todo esto encaja bien con tu
tiempo y con la luz que llega a tu jardín. Investiga un poco, por ejemplo,
busca algo sencillo como “cultivo de fresas” y encontrarás un montón de
información.
Lo más importante es que te plantees qué es lo que te
motiva y lo que capta tu interés. Si vas a sembrar una gran mata de tomates,
planta también algunas flores que te den algo de alegría a lo largo del año. Si
has leído que no puedes sembrar zapallo en un macetero pero te mueres de ganas
por hacerlo, compra unas semillas y el mayor macetero que puedas colocar en tu
patio, llénalo de abono y desafía a las fuerzas divinas. Si no funciona, ¿qué
más da? Por lo menos, has sido valiente y lo has intentado.
Porque, al final, los jardines urbanos son para
valientes. Con un poco de planificación y de documentación, pasarás la prueba,
tendrás una buena cosecha y, ADEMÁS, irás un paso por delante cuando la
sociedad reviente y todos tengamos que volver a vivir por nosotros mismos
desconectados de las redes.
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